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Español: El asesinato de Vicenta Verdier
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Source El Imparcial (Madrid. 1867). 19/1/1933, página 7.
Author Arturo R. Trotonda
Español: Los crimenes que quedan impunes.

EL ASESINATO DE LA VICENTA VERDIER.

La actuacion de un buen juez de instruccion.

La diligencias judiciales instruidas por el Juzgado de guardia pasaron a las doce de la mañana del dia 14 de junio de 1907, al Juzgado de instruccion del distrito del Congreso, que por aquella epoca regentaba el magistrado don Ramiro Cores. La tramitacion del sumario le correspondiò al ecribano – entonces no se denominaban segretarios – don Rafael Lopez Pardo y al oficial don Josè Donay.

De la pesquisas policiacas se encargò desde el primer momento el jefe superior de Policia, don Josè Millan Astray, nombrado para este cargo por haber tenido la suerte de capturar – mediante una confidencia a Ramiro Gavilanes, autor del asesinato de su amante en la calle de Muñoz Torrero.

Los señores Cores y Josè Millan Astray celebraron varias conferencias, y como consecuencia de ellas la Policia realizò determinadas averiguaciones cerca de la persona del que fuè amigo de la mujer degollada.

Una de estas diligencias policiacas la llevò en persona Josè Millan Astray, y consistiò en una entrevista con el señor S. R.[1], entrevista que se llevò a cabo, en las primeras horas de la madrugada, en una cerveceria que aun existe en la calle del Correo.

Esa entrevista asistieron tambien dos periodistas: Enrique Mullor De Quesada, redactor entonces de “España nueva”, y el firmante de estas informaciones.

Junto a mesa situada frente a la que ocupaban el amante de Vicenta y Josè Millan Astray pudimos observar como se desarrollò le entrevista y como el tono agrio con que diò comienzo fuè dulcificandose poco a poco hasta llegar a fraternizar los dos conversadores.

?De que trataron al principio y que convinieron despues para que el cambio en las actitudes adoptadas por uno y otro fuera de forma tan radical que, lo que ameñazaba terminar con la detencion del ' amante de la Verdier, tuviera su epilogo en un largo paseo por Madrid, en el que el agudo ingenio como charlista de Josè Millan Astray hiciera desternillarse de risa al hombre sobre el que la opinion achacaba un gravisimo delito de sangre?....

No lo sabemos. Lo cierto es que el señor 'S. R. no volviò a ser interrogado por la Policia, y cuando lo fuè por el Juzgado este no tomò determinacion alguna contro el, limitandose a fijar fechas y a ampliar las manifestaciones que al ser descubierto el asesinato hiciera ante el Juzgado de guardia. Todo esto, aunque le paresca raro al lector, ocurriò durante la instruccion del sumario incoado con motivo del asesinato de la Verdier. Y ocurriò algo mas.

“Nena”,la perrita “bull-dog”, propriedad de Vicenta y que presenciò al asesinato de su ama, al mas justo de ocurrir el crimen fuè envenenada. Se detuvieron a unos cuantos inocentes como presuntos autores con el solo objeto de acallar las censuras y las protestas del la gente, que pedia a las autoridades que administraran justicia, sin detenerse a examinar la cedula de los que aparecian como inductores del asesinato. Se perdieron las piezas de conviccion encontradas en la casa del crimen, y por si todo esto fuera poco, un juez nos llamò a Mullor de Quesada y a mi para anunciarnos que si persistiamos en la campaña que para el esclarecimiento del crimen y castigo de sus autores e inductores realizabamos, se veria precisado a proceder contra nosotros…

Y no hubo mas remedio que callar mientras aquel juez continuara al frente del Juzgado.

Llegò el verano de 1908, y nuestro entrañable “amigo” el juez del distrito del Centro señor Torres, que habia sustituido en el cargo a don Ramiro Cores, sintiò deseo de descansar, y en uso de permiso se marchò de Madrid, siendo sostituido por el juez municipal don Angel de la Guardia, yerno del gran republico don Francisco Pi y Margall.

Mullor y esto reportero reanudaron la campaña suspendida por orden del señor Torres, y al reanudarla interesamos de tal forma a la opinion que el señor De la Guardia, que tenia un concepto elevado y justo del cargo que desempeñaba, ordenò que se abriera de nuevo el sumario, que ya habia sido arrinconado en el archivo de la Secretaria.

Tomando como bases las denuncias contenidas en nuestros reportajes el juez citò a declarar a Matilde Merellò, la vecina de Vicenta; a Polonia Gomes, portera de la casa del crimen, y a la esposa del que fuè amante de Vicenta Verdier.

?Se confirmaron nuestras denuncias? Pudieron explicar en sus declaraciones las tres mujeres, y a satisfaccion del Juzgado, en que habian invertido algunas horas del dia del crimen y porquè una de ellas habia querido comprobar por sus proprios ojos que el crimen se habia realizado?....

La determinacion del Juzgado fuè tomada en consonancia con la grave responsabilidad en que incurrieron en sus declaraciones Polonia, Matilde y la señora de S. R.[2] Aquella misma noche el juez señor La Guardia dictò auto de procesamiento y prison contra las tres mujeres, que ingresaron en la carcel de la calle de Quiñones con caracter de incomunicadas.

La determinacion del Juzgado fué recibida por el publico con general aplauso. Al cabo de un año comenzaba a hacerce justicia, pues a nadie le cabia la sospecha de aquellas tres mujeres no estaban al tanto de la tragedia desarrolada en el quarto habitado por Vicenta Verdier.

Los periodicos publicaban sendas informaciones comentando la prision de las tres mujeres y relatando nuevos detalles del crimen. El señor La Gaurdia, serenamente, continuaba su labor depuradora. El sumario habia entrado en una fase interesantisima, tan interesante que, al decir de la Curia, no tardaria mucho tiempo alguna de las procesadas en cantarlo todo…

Però no ocurriò asi. El juez proprietario señor Torres, antes de terminar su licencia, vino a Madrid, se posesionò del Juzgado y cesò el señor La Guardia. A los dos dias el señor Torres anulò toda la acertadisima labor realizada por su sustituto. Puso in libertad las tres mujeres y declarò concluso el sumario, que, como es logico, volviò al rincon del archivo de la escribania del señor Lopez Pardo.

Dejemos para otro dia la evasion del criminal y otros detalles interesantes de este misterioso crimen. Por hoy nos hemos limitado a recordar a nuestros lectores como se administraba justicia en el antiguo regimen. Y creemos haberlo conseguido.

Arturo R. Trotonda

19.1.1933 El Imparcial (Madrid)
Italiano: I delitti che restano impuniti

L'ASSASSINIO DI VINCENTA VERDIER

La prestazione di un buon giudice istruttore.

Il procedimento giudiziario, condotto dal tribunale di turno, passò alle dodici del mattino del 14 giugno 1907 al tribunale istruttorio del distretto congressuale, che a quel tempo era diretto dal giudice Ramiro Cores. L'elaborazione del riassunto corrispondeva al notaio - quindi non si chiamavano segretari - il signor Rafael Lopez Pardo e il funzionario il signor José Donay. Delle indagini di polizia si occupò fin dall'inizio il capo della polizia, Josè Millan Astray, nominato a tale incarico per aver avuto la fortuna di catturare - attraverso una confidenza - Ramiro Gavilanes, autore dell'omicidio del suo amante in via Muñoz Torrero. I signori Cores e Josè Millan Astray hanno tenuto diversi colloqui, e in seguito ad essi la Questura ha svolto alcune indagini sulla persona che era amica della donna alla quale era stata tagliata la gola. Uno di questi atti di polizia è stato svolto personalmente da Josè Millan Astray, e consisteva in un colloquio con il Sig. S. R. colloquio avvenuto, nelle prime ore del mattino, in una birreria tuttora esistente sulla via della Posta.

A questa intervista hanno partecipato anche due giornalisti: Enrique Mullor De Quesada, allora direttore di “España nueva”, e il firmatario di queste informazioni. Accanto al tavolo situato di fronte a quello occupato dall'amante di Vicenta e da Josè Millan Astray, abbiamo potuto osservare come si è sviluppata l'intervista e come il tono aspro con cui era iniziata si è via via addolcita fino a fraternizzare i due conversatori. Di che cosa discussero all'inizio e su cosa si accordarono in seguito affinché il cambiamento negli atteggiamenti adottati dall'uno e dall'altro fosse così radicale che ciò che minacciava di concludersi con l'arresto dell'amante di Verdier avrebbe avuto il suo epilogo in una lunga passeggiata? a Madrid, in cui l'arguzia acuta da oratore di Josè Millan Astray faceva scrosciare dalle risate l'uomo a cui l'opinione pubblica attribuiva un gravissimo delitto di sangue?... Non lo sappiamo. La verità è che il signor 'S. R.’ non è stato nuovamente interrogato dalla Questura, e quando è stato interrogato dalla Corte, questa non ha preso alcuna decisione per controllarlo, limitandosi a fissare date e ampliare le dichiarazioni che, quando l'omicidio è stato scoperto, ha reso davanti al Tribunale di turno. Tutto ciò, per quanto possa sembrare strano al lettore, è avvenuto nel corso dell'istruttoria avviata in occasione dell'omicidio della Verdier. Ed è successo qualcos'altro. “Nena”, il “bull-dog”, di proprietà di Vicenta e testimone dell'assassinio della sua padrona, è stato avvelenato non appena è avvenuto il delitto. Alcuni innocenti sono stati arrestati come presunti colpevoli con l'unico scopo di mettere a tacere la censura e le proteste della popolazione, che chiedeva alle autorità di amministrare la giustizia, senza soffermarsi ad esaminare le carte d'identità di coloro che apparivano come artefici dell'omicidio. I pezzi di condanna trovati nella casa del delitto andarono perduti e, come se tutto ciò non bastasse, un giudice chiamò me e Mullor de Quesada per annunciare che se avessimo perseverato nella campagna per il chiarimento del crimine e della punizione dei suoi autori e induttori che abbiamo eseguito, sarebbe costretto a procedere contro di noi... E non c'era altra scelta che tacere mentre quel giudice continuava davanti alla Corte. Giunse l'estate del 1908, e il nostro caro "amico" il giudice della circoscrizione Centro, signor Torres, che aveva sostituito in carica il signor Ramiro Cores, sentì il desiderio di riposarsi, e in congedo lasciò Madrid, venendo sostituito dal giudice municipale don Angel de la Guardia, genero del grande repubblicano don Francisco Pi y Margall.

Mullor e il sottoscritto riprendemmo la campagna sospesa per ordine del signor Torres, e facendolo interessammo l'opinione pubblica in modo tale che il signor De la Guardia, che aveva un concetto alto e giusto della posizione che ricopriva, ordinò la riapertura del sommario, che era già stato abbandonato nel fascicolo della Segreteria. Sulla base di quanto da noi denunciato, il giudice ha chiamato a deporre Matilde Merellò, vicina di casa di Vicenta; Polonia Gomes, portinaia della casa del crimine, e la moglie [María de Gracia Polo López de Azcutia] dell'ex amante [Jpsè Maria Romillo y Romillo] di Vicenta Verdier. Le nostre lamentele sono state confermate? Nelle loro dichiarazioni le tre donne hanno potuto spiegare, con soddisfazione della Corte, come avevano occupato alcune ore il giorno del delitto e perché una di loro ha voluto verificare con i propri occhi che il delitto era stato commesso ?... La determinazione della Corte è stata assunta in coerenza con la grave responsabilità sostenuta nelle loro dichiarazioni da Polonia, Matilde e dalla Sig.ra S. R. Quella stessa notte, il giudice, il signor La Guardia, ha emesso un atto d'accusa e un'ordinanza carceraria contro le tre donne, che sono state rinchiuse nel carcere di via Quiñones separatamente. La determinazione della Corte è stata accolta dal pubblico con un plauso generale. Dopo un anno si cominciò a fare giustizia, perché nessuno sospettava di quelle tre donne che non erano a conoscenza della tragedia avvenuta nella stanza abitata da Vicenta Verdier. I giornali hanno pubblicato due notizie commentando la carcerazione delle tre donne e raccontando nuovi particolari del delitto. Il signor La Guardia, serenamente, ha continuato la sua opera di pulizia. L'accusa era entrata in una fase molto interessante, così interessante che, secondo la Curia, non ci sarebbe voluto molto perché uno degli imputati cantasse tutto... Ma non è andata così. Il giudice proprietario sig. Torres, prima di terminare la sua licenza, è venuto a Madrid, ha preso possesso del tribunale e ha licenziato il sig. La Guardia. Due giorni dopo, il signor Torres ha annullato tutto l'ottimo lavoro svolto dal suo sostituto. Ha rilasciato le tre donne e ha dichiarato chiusa l'inchiesta, che, come è logico, è tornata nell'angolo del fascicolo dello studio notarile del sig. Lopez Pardo.

Lasciamo la fuga del criminale e altri dettagli interessanti di questo misterioso crimine per un altro giorno. Per oggi ci siamo limitati a ricordare ai nostri lettori come si amministrava la giustizia nel vecchio regime. E crediamo di esserci riusciti.

Arturo R.Trotonda

19.1.1933 El Imparcial (Madrid)

Notas

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  1. La iniciales S. R. se refieren a los Sainz y Romillo, Eugenio y su hermano Teodoro, titulares de la papeleria de plaza del Callao, 6, cerca la calle de Tudescos. Los hermanos Sainz Romillo eran hijos de Teodoro Sainz y Rueda y de Francisca Romillo Arena, y primos maternos de es:José María Romillo Romillo, el amante oficial de Vicenta Verdier. Eugenio Sainz y Romillo, abogado, intimò a la prensa, tambien a nombre de su hermano Teodoro, de no poner las iniciales de su apellido, unico en Madrid, en relaccion a este delito. Ver: El Heraldo, Madrid, 8.7.1907; El Pais, Madrid, 18.6.1907 pag.2. Despues de 26 años todavia persistia este equivoco.
  2. "La señora de S. R." o sea Maria de Gracia Polo Lopez de Azcutia, mujer de Josè Maria Romillo y Romillo y nieta del magistrado del Tribunal Supremo Manuel Lopez de Azcutia.

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